El 90% de la información que recibe el conductor proviene de su capacidad visual. Por este motivo, y según datos de la DGT, hasta el 5% de los accidentes de tráfico provocados por causas de tipo médico pueden tener su origen en problemas visuales.

Los factores de riesgo de la visión y la conducción pueden ser internos o externos. En el caso de los internos podemos hablar de tres factores que influyen: la edad, el estado psicofísico del conductor y la salud visual. En función de la edad, los informes demuestran como las personas de más de 55 años de edad suelen presentar un mayor error en la percepción de profundidad a causa de deslumbramientos, junto a otros síntomas como la adaptación a la oscuridad, la percepción espacial o la visión cromática. Si tenemos en cuenta el estado psicofísico del usuario, la fatiga o la ingesta de sustancias pueden afectar a la capacidad visual. La somnolencia, la ingesta de alcohol o la toma de ciertos medicamentos pueden afectar en el rendimiento visual del individuo, siendo importante su prevención.
En el tercero de los factores, la salud visual, engloba los problemas de visión más comunes entre los conductores, tales como la miopía, el astigmatismo, la hipermetropía, la visión binocular, el estrabismo, el glaucoma o las cataratas. Circular con una mala salud visual provoca numerosas consecuencias, entre las que se pueden citar las siguientes:

  • Aumenta el cansancio
  • Aumenta el error en el cálculo de distancias y velocidades
  • Empeora la percepción y legibilidad de las señales de tráfico
  • Aumenta el riesgo de distracciones
  • Crea inseguridad al volante

Entre los factores externos de riesgo para la conducción, uno de los elementos que mayor incidencia tiene en la siniestralidad es la iluminación, hecho que puede verse incrementado por problemas de visión. Durante la noche se produce una menor intensidad en el tráfico con respecto al día, sin embargo, en la franja horaria de 20.00 horas a 8.00 h se producen el 38% de los accidentes mortales. Así mismo, el índice de gravedad de los accidentes es mayor en horas de baja luminosidad: por la noche se producen 4.2 fallecidos por cada cien accidentes, durante el día el ratio de fallecidos por accidente disminuye hasta el 2.9.

¿Cómo afectan estos problemas entre los conductores?

Según algunos estudios, el 45% de los conductores ha sido diagnosticado de un problema de visión. Entre ellos, los problemas más comunes son miopía (38%), astigmatismo (29%), presbicia (19%) e hipermetropía (8%).

El 57% de los conductores a los que se les ha diagnosticado un problema de visión está obligado a llevar lentes correctoras al volante, hecho que queda recogido mediante un código en su permiso. En este sentido, el RD 818/2009 regula y establece la utilización de las lentes correctoras en la conducción, obligatoriedad recogida en el informe de aptitud psicofísica tanto para obtener como para prorrogar la vigencia del permiso o la licencia de conducción.

Sin embargo, el 74% de los conductores encuestados con problemas de visión lleva gafas o lentes de contacto al volante, lo que demuestra la importancia de las revisiones periódicas, ya que de esta forma se pueden detectar la posible aparición de problemas visuales sin necesidad de esperar a renovar el carnet.

En cuanto a las situaciones que provocan una mayor fatiga visual, el 32% de los conductores españoles reconocen que conducir con niebla es lo que más les fatiga, seguido de la conducción con el sol de frente (un 30%), conducir con lluvia intensa (un 16%) o conducir por la noche (un 12%).

El 34% de los conductores encuestados reconoce que acude a revisarse la vista en el óptico menos de una vez al año y un 17% confiesa que no se ha hecho una revisión nunca.

Por el contrario, un 43% de los conductores se revisa la vista una vez al año, periodo recomendado por los especialistas. Si la visita es al oftalmólogo, el porcentaje de quienes retrasan su visita más de un año asciende hasta el 39% de usuarios.